domingo, 3 de enero de 2016


¿ la enfermedad  maldición o  bendición?

 Texto: “Señor, he aquí el que amas está enfermo." Juan 11: 3 Este texto registra el mensaje que Marta y María enviaron a Jesús cuando su hermano Lázaro estaba enfermo: "Señor, he aquí el que amas está enfermo." Ese mensaje era corto y simple. Muestra la fe de estas mujeres, semejante a la fe de un niño. Ellas se volvieron al Señor Jesús en la hora de su necesidad, como el aterrado niño que se vuelve a su madre. Ellas se volvieron a Él como su Pastor, su Amigo todopoderoso, su Hermano disponible en la adversidad. Diferentes como eran en temperamento natural, las dos hermanas estaban totalmente de acuerdo en este asunto. En lo primero que pensaron en el día de la adversidad fue en la ayuda de Cristo, él era el refugio al que acudieron en la hora de necesidad. Ellas llaman a Lázaro, "el que amas." No dicen, "el que Te ama, el que cree en Ti, el que Te sirve," sino "el que amas." Marta y María habían sido enseñadas profundamente por Dios. Ellas habían aprendido del amor de Cristo por nosotros, y no nuestro amor por Cristo, es la base verdadera de la expectativa, y el verdadero cimiento de la esperanza. Mirar en nuestro interior nuestro amor por Cristo es dolorosamente insatisfactorio: mirar hacia fuera al amor de Cristo por nosotros, es paz. Lázaro era un buen hombre, convertido, creyente, regenerado, santificado, un amigo de Cristo, y un heredero de la gloria. ¡Y sin embargo Lázaro estaba enfermo! Entonces la enfermedad no es una señal que Dios está disgustado. Esta tiene por intención ser una bendición para nosotros y no una maldición. "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." "Sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo porvenir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios." (Romanos 8: 28; 1 Corintios 3: 22, 23.) Dichosos aquellos que pueden decir cuando están enfermos: "Esto es obra de mi Padre. Debe ser algo bueno." El tema de la enfermedad. Es un tema que con frecuencia debemos mirar de frente. No podemos evitarlo. No se necesita el ojo de un profeta para ver que la enfermedad nos visitará algún día. "En medio de la vida estamos en la muerte." Amados y amadas La enfermedad está en todas partes. en todas las clases sociales. La gracia no coloca al creyente fuera de su alcance. Las riquezas no pueden comprar la su exención. El rango no puede prevenir sus asaltos. Los reyes y sus súbditos, los señores y sus siervos, los ricos y los pobres, los educados y los incultos, los maestros y los estudiosos, los doctores y los pacientes, los ministros y quienes los escuchan, todos por igual se inclinan ante este gran enemigo.
La enfermedad puede ser de cualquier tipo y descripción. Desde la coronilla hasta la planta del pie estamos expuestos a la enfermedad. Nuestra capacidad de sufrir es algo espantoso de contemplar. ¿Quién puede contar las dolencias que asaltarán a nuestra estructura corporal? La enfermedad es a menudo una de las pruebas más humillantes y penosas que pueden venir a un hombre. Puede convertir al más fuerte en un pequeño niño, y hacerlo sentir que "la langosta será una carga." (Eclesiastés 12: 5) Puede acobardar al más valiente, y hacerlo temblar con la caída de un alfiler. La conexión entre cuerpo y mente es curiosamente cercana. La influencia que algunas enfermedades pueden ejercer sobre el carácter y el ánimo, es inmensamente grande. Hay dolencias del cerebro, y del hígado, y de los nervios, que pueden reducir a alguien con una mente como la de Salomón, a un estado apenas mejor que el de un bebé. Quien quiera saber a qué profundidades de humillación puede caer un pobre hombre, sólo tiene que estar presente durante un corto tiempo junto al lecho de un enfermo. La enfermedad no puede prevenirse mediante algo que el hombre pueda hacer. La duración promedio de vida puede sin duda alargarse un poco. La habilidad de los doctores puede descubrir continuamente nuevos remedios, y lograr curaciones sorprendentes. La aplicación de sabias regulaciones sanitarias puede reducir grandemente la tasa de mortalidad en una comunidad. Pero, después de todo, ya sea en comunidades saludables o en lugares insanos, ya sea en climas cálidos o fríos, ya sea con tratamientos homeopáticos o alopáticos, los hombres se enferman y mueren. "Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos." (Salmo 90: 10) Ese testimonio es ciertamente verdadero. Lo era cuando fue escrito hace 3,300 años, y todavía lo es al día de hoy.
Ahora, ¿cómo debemos interpretar este gran hecho: la preponderancia universal de la enfermedad? ¿Cómo podemos explicarlo? ¿Qué explicación podemos dar al respecto? ¿Qué respuesta le daremos a nuestros hijos cuando nos pregunten: "papá, por qué se enferma la gente y muere?" Estas preguntas son muy serias. No estarán fuera de lugar unas cuantas palabras acerca de ellas. ¿Podemos suponer por un instante que Dios creó la enfermedad y la dolencia al principio? ¿Podemos imaginar que Aquél que formó nuestro mundo con tan perfecto orden fue a su vez el Formador del sufrimiento innecesario y del dolor? ¿Podemos pensar que Quien hizo todas las cosas y todo "era bueno en gran manera," hizo que la raza de Adán se enfermara innecesariamente y muriera? La única explicación es la que proporciona la Biblia. Algo ha venido al mundo que ha destronado al hombre de su posición original, y lo ha despojado de sus privilegios originales.
Algo se ha metido, como un puñado de arena introducido en una maquinaria, ha dañado el orden perfecto de la creación de Dios. Y ¿qué es ese algo? El pecado. "El pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte." (Romanos 5: 12) es la causa original de toda dolencia y enfermedad, del dolor y sufrimiento que predominan en la tierra. Todos ellos son parte de la maldición que cayó sobre el mundo cuando Adán y Eva comieron el fruto prohibido y cayeron. No habría habido enfermedad, si no hubiera habido caída. No habría habido enfermedad, si no hubiera habido pecado. Veamos algunos puntos El hombre ha pecado, y por tanto el hombre sufre. Adán cayó de su primer estado, y por tanto los hijos de Adán se enferman y mueren. El predominio universal de la enfermedad es una de las evidencias indirectas que la Biblia es verdadera. La Biblia lo explica. La Biblia responde a las preguntas acerca de ese predominio, que puedan surgir en cualquier mente inquisitiva. Ningún otro sistema religioso puede hacer esto. Todos fracasan aquí. Están callados. Están confundidos. Únicamente la Biblia se enfrenta al tema. Valerosamente proclama el hecho que el hombre es una criatura caída, y con igual valor proclama un vasto sistema de rehabilitación para suplir sus necesidades.
La Biblia es de Dios. El cristianismo es una revelación del cielo. "Tu palabra es verdad." (Juan 17: ).
Aunque usted no lo crea podemos hablar de BENEFICIOS QUE LA ENFERMEDAD CONFIERE. La enfermedad es uno de los supuestos puntos débiles del gobierno de Dios en el mundo, acerca del cual les encanta reflexionar a las mentes escépticas. "¿Puede ser Dios un Dios de amor, cuando Él permite los dolores? ¿Puede ser Dios un Dios de misericordia, cuando Él permite la enfermedad? Él podría prevenir el dolor y la enfermedad, pero no lo hace. ¿Cómo pueden existir tales cosas?" Tal es el razonamiento que a menudo aparece en el corazón del hombre. La semilla es lanzada al suelo y se pudre: pero nosotros sembramos con la esperanza de una cosecha futura. El padre de una familia es sometido a una terrible operación quirúrgica: pero él la soporta con la esperanza de una salud futura. ¡Amados y amados apliquen este gran principio al gobierno de Dios en el mundo! crean que Dios permite el dolor, la enfermedad, y las dolencias, no porque quiera vejar al hombre, sino porque Él desea beneficiar al corazón, y a la mente, y a la conciencia, y al alma del hombre por toda la eternidad. Yo sé del sufrimiento y el dolor que la enfermedad conlleva. Yo admito la miseria y desdicha que trae consigo cuando nos visita. Pero no puedo considerarla un mal puro, sin mezcla. Yo veo en ella un sabio permiso de Dios. Veo en ella una provisión útil para frenar los estragos del pecado y del diablo en las almas de los hombres. Si el hombre no hubiera pecado nunca, tendríamos muchos problemas para discernir el beneficio de la enfermedad. Piénselo bien, la enfermedad es una bendición de la misma manera que es una maldición. Pero es un real amigo para el alma del hombre. Veamos estos 5 puntos sobre la Enfermedad:(a) AYUDA A RECORDAR LA MUERTE La mayoría vive como si nunca se fuera a morir. Hacen sus negocios, o buscan el placer, o se dedican a la política o a la ciencia, como si la tierra fuera su eterno hogar. Planean y diseñan sus esquemas para el futuro, como el rico insensato de la parábola, como si tuvieran un largo contrato de vida, y fueran huéspedes aquí a voluntad. Una grave enfermedad es de gran ayuda para disipar estos engaños. Hace despertar a los hombres de sus ensueños, y les recuerda que tienen que morir, así como tienen que vivir.
(b) HACER PENSAR SERIAMENTE EN DIOS, y en sus almas y en el mundo venidero. La mayoría de la gente, cuando goza de salud, no tiene tiempo para tales pensamientos. Les disgustan. Los echan fuera. Los consideran molestos y desagradables. Pero una severa enfermedad tiene a veces un maravilloso poder de convocar y reunir estos pensamientos, y de ponerlos a la vista del alma del hombre. (c, ) SUAVIZA LOS CORAZONES y les enseña sabiduría. El corazón natural es tan duro como una piedra. No puede ver ningún bien en nada que no sea de este mundo, y ninguna felicidad excepto en este mundo. Una larga enfermedad algunas veces es de mucha ayuda para corregir estas ideas. Expone el vacío y la falsía de lo que el mundo llama cosas "buenas," y nos enseña a sostenerlas sin una mano firme. El hombre de negocios descubre que el dinero en sí no es todo lo que el corazón requiere. La mujer mundana encuentra que los vestidos costosos, y la literatura, y las crónicas de las fiestas y de las óperas, son miserables consoladores en la habitación de un enfermo. Ciertamente, todo lo que nos obligue a alterar nuestros pesos y medidas de las cosas terrenales es un bien real. (d) NOS AYUDA A INCLINARNOS Y A HUMILLARNOS Todos nosotros somos por naturaleza orgullosos y altivos. Pocos, incluyendo los más pobres, están libres de esta infección. Habrá muy pocos que no vean con desprecio a otros, y que no se adulen a sí mismos en secreto porque no son "como los otros hombres." Una cama de enfermo es una domadora poderosa de pensamientos como éstos. Fuerza en nosotros la clara verdad que todos nosotros somos pobres gusanos, que "habitamos en casas de barro," y que somos "quebrantados por la polilla" (Job 4:19), y que reyes y súbditos, señores y siervos, ricos y pobres, todos son criaturas que mueren, y que pronto estarán lado a lado en el tribunal de Dios. No es fácil ser orgulloso ante el féretro y la tumba. Ciertamente, todo lo que nos enseñe esa lección es bueno. (e) AYUDA A PROBAR LA RELIGIÓN DE LOS HOMBRES, de qué tipo es. la enfermedad es a veces más útil para el hombre al exponer la total falta de valor del cimiento de su alma. A menudo le muestra que no tiene nada sólido bajo sus pies, y nada firme bajo su mano. Lo hace descubrir que, aunque pudo haber tenido una forma de religión, ha estado toda su vida adorando "un dios no conocido." Muchos credos lucen bien sobre las aguas tranquilas de la salud, pero se vuelven totalmente falsos e inútiles sobre las aguas agitadas del lecho de enfermo. Las tormentas invernales sacan a luz a menudo los defectos de una casa, y la enfermedad expone a menudo la falta de gracia del alma de un hombre. Ciertamente, todo lo que nos haga descubrir el carácter real de nuestra fe, es bueno. La enfermedad no confiere beneficios a todos a quienes visita. Millones de personas son tumbadas anualmente por la enfermedad, y su salud es luego restaurada, quienes evidentemente no aprenden ninguna lección en su lecho de enfermos, y regresan nuevamente al mundo. Millones pasan anualmente a la tumba a través de una enfermedad, y sin embargo no reciben de ella una impresión más espiritual que las bestias que perecen. En muchas mentes, la enfermedad es el "día de visitación" de Dios, los sentimientos son continuamente sacudidos sobre el lecho, y allí son alcanzados por la gracia de Dios, resultando esto en la salvación, en tierras paganas la enfermedad pavimenta el camino para el misionero, y hace que el pobre idólatra preste un oído atento a las buenas nuevas del Evangelio. En nuestro propio país, la enfermedad es una de las grandes ayudas para el ministro del Evangelio, los sermones y los consejos a menudo son efectivos en el día de la enfermedad, pero han sido desatendidos cuando se goza de salud. Yo creo que la enfermedad es uno de los instrumentos subordinados más importantes en la salvación de los hombres, y que aunque los sentimientos que provoca son muchas veces temporales, a menudo es un medio por el cual el Espíritu obra eficazmente en el corazón. Resumiendo, creo firmemente que La enfermedad corporal de los hombres ha conducido a menudo, en la maravillosa providencia de Dios, a la salvación de las almas de los hombres. Si la enfermedad en un mundo perverso puede ayudar a hacer que los hombres piensen en Dios y en sus almas. ¿Sera entonces la enfermedad una maldición o una bendición? ¿Una ayuda o una lesión? ¿Una ganancia o una pérdida? ¿Un amigo o un enemigo para la humanidad? Mientras tengamos un mundo en el que hay pecado, es una misericordia que exista la enfermedad.
Entonces preguntémonos ahora. En un mundo de enfermedad y muerte, ¿qué debo hacer?"(a) vivir habitualmente preparado para encontrarse con Dios. La enfermedad es un recordatorio de la muerte. La muerte es la puerta que todos debemos atravesar para llegar al juicio. El juicio es el tiempo cuando debemos finalmente ver a Dios cara a cara. Ciertamente la primera lección que el habitante de un mundo enfermo y agonizante debe aprender, es que debe estar preparado para su encuentro con Dios. (b) vivir habitualmente listos para soportarla pacientemente. Sin duda la enfermedad es una prueba para la carne y la sangre. Sentir nuestros nervios trastornados y nuestra fuerza natural abatida, tener la obligación de estar sentados quietos y estar separados de todas nuestras actividades usuales, ver nuestros planes desbaratados y nuestros propósitos frustrados, soportar largas horas y días y noches de debilidad y dolor; todo esto es una severa presión sobre la pobre naturaleza humana pecadora. ¡No debería sorprendernos si la impaciencia y la irritabilidad nos llegan por medio de la enfermedad! Ciertamente en un mundo moribundo como éste, deberíamos estudiar la paciencia. (c) disponibilidad habitual para compartir el sentimiento y ayudar a sus compañeros. La enfermedad no está nunca muy lejos de nosotros. Son pocas las familias que no tienen algún pariente enfermo. Pocas son las parroquias donde no encontrarán a algún enfermo. Pero donde haya enfermedad, hay un llamado al deber. Una pequeña ayuda oportuna en algunos casos, una amable visita en otros, una pregunta amigable, una simple expresión de simpatía, pueden hacer mucho bien. Estos son los tipos de cosas que suavizan las asperezas, y unen a los hombres, y promueven sentimientos buenos. Estas son formas mediante las cuales puedes al fin conducir a los hombres a Cristo y salvar sus almas. Estas son buenas obras para las cuales cada cristiano que profesa debe estar preparado. En un mundo lleno de enfermedad y dolencias debemos "sobrellevar los unos las cargas de los otros," y "ser benignos unos con otros." (Gálatas 6: 2; Efesios 4: 32.)Estas cosas, me atrevo a decir, pueden parecer cosas sin importancia para algunos. ¡Deben estar haciendo algo importante, y grandioso y sorprendente y heroico! Permítanme decir que la atención consciente a estos pequeños actos de amabilidad fraternal es una de las evidencias más claras de tener "la mente de Cristo." Son actos en los que nuestro Bendito Señor mismo fue abundante. Él siempre "anduvo haciendo bienes" a los enfermos y oprimidos. (Hechos 10: 38.) Son actos a los que Él asigna gran importancia en ese muy solemne pasaje de la Escritura, la descripción del juicio final. Él dice allí: "estuve enfermo, y me visitasteis." (Mateo 25: 36)¿Tienes algún deseo de demostrar la realidad de tu caridad: esa gracia bendita de la que tanto se habla, pero que muy pocos practican? Si lo tienes, ten cuidado del egoísmo insensible y del descuido de tus hermanos enfermos. Búscalos. Ayúdalos si necesitan apoyo. Muéstrales simpatía. Trata de aligerar sus cargas. Sobre todo, esfuérzate por hacer bien a sus almas. Te hará bien aunque no les haga bien a ellos. Prevendrá tu corazón de la murmuración. Puede ser una bendición para tu propia alma. Yo creo con firmeza que Dios nos está probando y examinando por medio de cada caso de enfermedad a nuestro alcance. Al permitir el sufrimiento, Él comprueba si los cristianos tienen algún sentimiento. Tengan cuidado, no sea que al ser pesados en la balanza, sean hallados faltos. Si ustedes pueden vivir en un mundo enfermo y moribundo sin sentir nada por otros, tienen mucho que aprender todavía. Quiero concluir el tema una pregunta y un consejo:(1) ¿qué harán cuando estén enfermos?(2) En siguiente lugar, un consejo a todos aquellos que sientan que lo necesitan y quieran recibirlo, a todos aquellos que todavía no estén preparados para su encuentro con Dios. Ese consejo es breve y simple. Conoce al Señor Jesucristo sin demora. Arrepiéntete, conviértete, vuela a Cristo, y sé salvo. O posees un alma o no la posees. Ciertamente nunca negarás que la tienes. Entonces, si tienes un alma, busca la salvación de esa alma. De todos los riesgos del mundo, no hay otro más terrible que el del hombre que vive sin estar preparado para su encuentro con Dios, y sin embargo, pospone el arrepentimiento. O tienes pecados o no los tienes. Si los tienes, y ¿quién se atreverá a negarlo?, apártate de esos pecados, termina con tus transgresiones y vuélvete de ellos sin demora. O necesitas un Salvador o no lo necesitas. Si lo necesitas, huye a tu único Salvador hoy mismo, y clámale con fuerza para que salve tu alma. Pídele a Cristo de inmediato.
Búscalo mediante la fe. Entrega tu alma para que Él la guarde. Clama poderosamente implorando perdón y paz con Dios. Pídele que derrame el Espíritu Santo sobre ti, y que te haga un cristiano completo. Él te oirá. No importa lo que hayas sido, Él no rechazará tu oración. Él ha dicho: "Al que a mí viene, no le echo fuera." (Juan 6: 37)
 Recuerde que el poder del cristiano está en la oración. Mil Bendiciones y que la paz de Dios sea con ustedes .

AÑO NUEVO; UNA NUEVA OPORTUNIDAD

AÑO NUEVO; UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Amados y Amadas, espero que la paz del todopoderoso este con todos ustedes en este comienzo del año 2016.
Vamos a leer en el libro de Los Salmos Capítulo 90 Versículo :12 
12 Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría. 
 primero vamos a recordar  un concepto. Superstición.
¿Qué es la Superstición? es una creencia que no tiene fundamento racional y que consiste en atribuir carácter mágico o sobrenatural a determinados sucesos o en pensar que determinados hechos proporcionan buena o mala suerte. Tenemos como ejemplos de  supersticiones. Tirar cosas viejas a la calle el primer día de enero, Sacar las maletas para darle vuelta a la cuadra, creyendo que con esto viajaremos en el año entrante. Tener la alacena llena el primer día del año, esto garantiza la prosperidad. Abrir  las puertas de la casa a la medianoche para que el año viejo pueda salir. Hacer mucho ruido, para espantar  los malos espíritus para que no puedan ejercer una influencia negativa sobre el nuevo año. El final de un año y la llegada de uno nuevo nos acercan a la eternidad y sobre como lo utilizamos.  En el año 2015 Tuvimos 12 meses 365 días, 8.760 horas, 525.600 minutos, 31. 556. 926 segundos. como decía la canción  El tiempo que se va no vuelve
¿QUE PODEMOS HACER EN ESTE AÑO PARA ACERCARNOS MÁS A DIOS? Efesios 5:15-17 15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
1. Aprender del tiempo que se marcho. El tiempo que se ha ido es una escuela que nos revela un mundo de aprendizajes,de aquellas cosas que debimos hacer y no la hicimos, fracasos por no pedir el consejo, o no hacer caso al consejo o no consultar con Dios. 
2. Olvidar lo  que nos causó tristeza. El año viejo está muerto. Deséchalo y Suéltalo. –Hay personas que siguen viviendo en el pasado. No pueden olvidar los fracasos que experimentaron durante ese año,–La pérdida de un ser querido.–Un divorcio– Alguna desgracia familiar, Circunstancias por las cuales atravesamos el año pasado, que quedaron grabadas en nuestra mente y es difícil olvidarlas. El ayer ya paso. El año 2015 queda atrás. No podemos hacer nada de lo que ya no existe 
3."El ayer y el mañana no debe preocuparnos. Uno de esos días es el ayer, con sus errores e inquietudes, sus aflicciones y sus dolores, sus carencias y desaciertos. Ayer ha pasado y para siempre, se encuentra más allá de nuestro control.– No podemos anular ningún acto que hayamos realizado.– Borrar una sola palabra expresada– Enmendar un solo error irrevocablemente. Ayer ha pasado y para siempre. Déjalo ir.para que  preocuparnos por el Mañana, con sus posibles adversidades, sus preocupaciones, su enorme promesa y pobre ejecución. Mañana también está más allá de nuestro control inmediato. Mañana, el sol saldrá con esplendor o detrás de nubarrones, pero saldrá. Esto nos deja solo un día: ¡el Hoy! una persona puede pelear las batallas de solo un día.– Ayer y Mañana son preocupaciones inútiles. Resolvamos la jornada no más que un día a la vez". Mateo 6:34 dice: "Así, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal" pide a Dios que le ayude a vivir día por día   No hay razón para preocuparnos por aquello que no ha sucedido y tal vez ni sucederá. Pero el propósito de este día es de dar gracias a Dios porque nos permitió vivir un año más. Agradecidos con Dios de que, Todavía estamos aquí, porque Muchos no verán el amanecer del nuevo año.
  4 cosas Que debemos buscar este nuevo año

  1.      La Perfección. Es absolutamente necesario que un cristiano llegue a la perfección. ¿Acaso nunca han tenido un sueño en sus camas, cuando sus pensamientos andan libremente y la  imaginación corre, y su alma abre todas sus alas y flota por todo el infinito, agrupando cosas extrañas y maravillosas, de tal manera que el sueño se desenvuelve en algo como un esplendor sobrenatural? Pero, súbitamente fueron despertados, y ustedes lamentaron durante horas que el sueño no hubiera llegado a una conclusión. Y, ¿qué es un cristiano, si no llega a la perfección, amados un sueño inconcluso? Un sueño majestuoso de todas maneras, es cierto, lleno de las cosas que la tierra no hubiera conocido antes si no fuera porque son reveladas por el Espíritu a carne y sangre.
  2.  2. La Afirmación. No es suficiente que el cristiano haya recibido una perfección, si no es afirmado. Ustedes han visto el  arco Iris en el cielo cuando se hace visible: sus colores son gloriosos, y sus matices son raros.  Lo hemos visto muchísimas veces, pero nunca deja de ser "algo bellísimo y un gozo por siempre." Pero qué lástima del arco iris, no está afirmado. Se desvanece, y he aquí, ya no está. Y fíjense en esto, entre más bella es la visión, más desconsolada es la reflexión cuando esa visión se desvanece, y no queda nada sino oscuridad. Entonces, ser afirmado, es un deseo muy necesario para el cristiano. Que su carácter no sea como las letras escritas sobre arena, sino una inscripción en la roca. Que su fe no sea como las dos primeras casas del cuento del lobo y los cerditos," sino que esté construida con material de piedra cimentado y arraigados en el amor. Que sus convicciones sean profundas. Que su amor sea real. Que sus deseos sean sinceros. Que su vida entera esté establecida, fijada y afirmada, para que todas las ráfagas del infierno y todas las tormentas de la tierra sean incapaces de conmoverlos. Muchos estamos viejos, pero aún no hemos  sido afirmados. Una cosa es tener el cabello blanco por los años, pero otra cosa muy diferente es que obtengamos sabiduría.
  3. .      El Fortalecimiento. Hay algunos caracteres que parecen estar fijados y afirmados. Pero todavía carecen de fuerza y de vigor. No tiene la fuerza ni la vitalidad que debería morar en un cristiano. Pero una vez que se comienza una compenetración con Dios, una relación personal  con el creador, una súplica  en  oración y comience Dios a  responder, cuán fuerte se volverá. En todo el mundo no hay criatura tan fuerte como un cristiano cuando Dios está con él. Por último
  4.     El  Establecimiento."  Es  el resultado de la obtención gradual de las tres precedentes. "¡Establécete!" El árbol que es transplantado cada semana se morirá pronto. Es más, si fuera cambiado, no importa cuán hábilmente, una vez al año, ningún jardinero esperaría fruto de él. Cuántos cristianos hay que están siendo transplantado constantemente, incluso en cuanto a sus sentimientos doctrinales. Hay algunos que creen según el último predicador; y hay otros que no saben en qué creen, pero creen casi todo lo que se les dice.                                                                                     Permanezcan firmes e inconmovibles según se les ha enseñado,  "Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema." Estén firmes en su doctrina, mi oración es que estén especialmente establecidos en su fe. Dios les bendiga