lunes, 15 de abril de 2013

No Deje Que Jesús Pase, Deténgalo.


                                             No Deje Que Jesús Pase, Deténgalo.
En nuestras vidas nunca sabemos cuántos milagros vamos a necesitar. Un milagro no es la suspensión de una ley natural sino la implementación de una ley superior.
Una vez, un gran hombre de Dios declaró que los milagros pasan cerca de nosotros todos los días. Y yo estoy aquí  para decirle que ya es hora de que esto cambie. Es tiempo de que los milagros dejen de pasar cerca de nosotros y se comiencen a manifestar en nuestras vidas, en nuestros hogares, en nuestras familias, en nuestros negocios o trabajos, en nuestras iglesias y en nuestras comunidades. Llegó el momento de que esperemos milagros todo el tiempo, que estemos a la expectativa de lo extraordinario que Dios realizará… y que rechacemos la naturaleza pervertida. En Jueces 6:13, Gedeón  declaró lo siguiente: «…si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado…».Esa pregunta aún persiste el día de hoy. En la Iglesia, en general, las personas no son testigos de los milagros, tampoco los ven en su diario vivir. Entonces ¿dónde están todos esos milagros? ¿En realidad existen? ¿Acaso Dios ya no está dispuesto a intervenir en nuestras vidas?
Dios todavía es Dios  Mis hermanos y hermanas, los milagros no suceden de la nada. Usted y yo debemos provocar que se manifiesten. Debemos activarlos mediante nuestra cooperación con Dios. Sólo rindiéndonos a Él, Su poder sobrenatural se manifestará a nuestro favor e invalidará las circunstancias naturales que enfrentamos en esta vida.
En Gálatas 3:5 leemos: «Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?». En otras palabras, Dios es el único que nos provee de Su Espíritu, y Su poder sobrenatural aún se encuentra realizando milagros entre nosotros.  Amados usuarios y usuarias  El término Dios  significa: “Aquel que debe ser adorado por tener habilidades sobrenaturales”. Profundicemos un poco más, y descubramos qué quiere decir la palabra sobrenatural: “Lo que va más allá de la ley y del poder natural”. Así que nos referimos a Quien debe ser adorado por tener habilidades que van más allá de la ley y del poder de este mundo natural en el que vivimos. Por esa razón, la Biblia se encuentra llena de escrituras como Mateo 19:26, en la cual leemos: «…Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible». Lucas 1:37: «porque nada hay imposible para Dios». Marcos 9:23: «Si puedes creer, al que cree todo le es posible».  La mayoría de personas en nuestro mundo escogen vivir por sus propios recursos limitados e intentan vivir a su manera, y no desean depender de Dios. Sin embargo, como creyentes, al momento que decidimos ser cristianos, fuimos llamados a vivir en el reino donde todo es posible. Dimos un paso de lo imposible para el ser humano (el reino natural), a lo posible con el Dios todopoderoso (el reino sobrenatural).Es maravilloso que hayamos tomado ese paso; mas según lo que estudiaremos, existen cosas que necesitamos saber, y recordar  de manera continua; si queremos andar en  este ámbito milagroso con el Señor. Debemos permitirle ser Dios sobre nuestra vida. ¡No retenga su paz!  Para comprender cuán importantes somos,  veamos un milagro que se encuentra en Lucas 18, comencemos con los versículos del 35 al 39.Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando; y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. Y le dijeron que pasaba Jesús Nazareno. Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Primero observe que el hombre ciego estaba mendigando. Si no aprendemos a rendirnos al poder de Dios, Satanás hará que durante el resto de nuestra vida mendiguemos. Y esto no debe ser así, pues nuestro Padre ya preparó cada provisión en el cielo y en la Tierra para que no tuviéramos que mendigar ni un día de nuestra existencia. Sinceramente, yo comparo a este ciego con  muchos cristianos que no conocen los derechos de su pacto; y como resultado, permanecen en la posición de un mendigo.  “¿Acaso no deseas sanarme, Dios?”.
Y ésa no es nuestra posición en el pacto de sangre. Dios mismo nos declaró que debíamos recordarle Su pacto (Isaías 43:26), y demandar Su poder. Tenemos el derecho a vivir en sanidad, prosperidad y que nuestros hijos anden en los caminos del Señor, ¡pues poseemos un pacto! Cuando el hombre ciego escuchó toda la conmoción de la multitud que pasaba, él gritaba para saber qué estaba sucediendo. ¿Qué le respondía a la gente?“¡Jesús de Nazaret está pasando por aquí!”. Mi amigo, mi hermano, Jesús pasa todos los días , a nuestro lado. De hecho, si usted es cristiano, Él se encuentra en su interior ahora mismo. No obstante, si deseamos un milagro es necesario que actuemos. Debemos cumplir nuestra parte. En este caso, el hombre ciego comenzó a gritar:«…¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!...».Después de suplicarle a Jesús; observe la reacción de las personas que se encontraban a su alrededor. En el versículo 39 leemos que las personas lo reprendían y le decían que se callara. Ahora, así como en aquel entonces, las organizaciones religiosas han tratado de mantenernos alejados de los milagros. Y lo sé, pues a mí me sucedió. Las tradiciones religiosas me mantuvieron lejos del bautismo del Espíritu Santo y de la sanidad. Quizá éstas me mantenían alejado del infierno; sin embargo, muy alejado del cielo también.
Entonces tenemos a un hombre ciego que “vio” su milagro pasar; no obstante, los  religiosos no podían verlo. Sus ojos naturales no se los permitían; sin embargo, el hombre ciego lo vio claramente en su espíritu, con los ojos de la revelación. Y lo que él vio, los religiosos se lo negaron. Pero esto no lo detuvo, él gritó más fuerte, y con más intensidad.
Hemos visto que el hombre ciego cumple su parte en este milagro, ahora estudiemos qué hace Dios:
Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó, diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista. Jesús le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado. Y luego vio, y le seguía, glorificando a Dios; y todo el pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.
—Lucas 18:40-43  En medio de una multitud ruidosa, Jesús escuchó una voz distinta: la voz de la fe. Cuando la escuchó,  se detuvo. Jesús no ha  cambiado, Él es el mismo (Hebreos 13:8). Cada vez que Él escucha la voz de la fe, se detiene. Cuando alguien habla en fe, llama Su atención. Él debe detenerse, pues se encuentra bajo órdenes divinas. La voz de la fe demanda Su poder.
Entonces una vez que pedimos que el poder de Dios se manifieste, Jesús se detiene… pero ahora vea lo que Él hace: «…Jesús entonces, deteniéndose, mandó…». Cuando pedimos algo, Dios da una orden a nuestro favor. Él libera poder sobrenatural para cambiar las situaciones naturales y pervertidas, provocando que éstas se alineen con lo que creemos. Su poder se somete a nuestra fe. Como ve, Dios mismo se ha dispuesto para que nuestra fe lo controle a Él, así como también a todos Sus recursos en el cielo. Usted y yo tenemos la habilidad de lograr que Dios y todo el cielo obren; en cualquier momento: en el supermercado, en el carro, en la casa, en el patio o en el trabajo.
Por tanto, Jesús no pudo ir a ningún lado ese día, ni realizar nada más; sino hasta después de que respondió a la voz de fe que clamaba por Él.
Sólo reciba  .Después de que el ciego fue traído delante de Él, le preguntó: «…¿Qué quieres que te haga?...».  Observe que Él no dijo: “Permíteme ver qué puedo hacer por ti”. O “Claro, deseo ayudarte, pero no te dejes llevar por la emoción”. No, Jesús no le puso límites a su petición. De hecho, los límites dependían del ciego. Entonces le pidió a  Jesús:  «…Señor, que reciba la vista…». A lo que Jesús respondió: «…Recíbela, tu fe te ha salvado». Recibir, sólo necesitamos recibir. Hoy en día, los cristianos carecen de muchas cosas, pues no reciben —y no debería ser así—. Como creyentes, tendríamos que gozar de tanta libertad, al punto que las personas sean atraídas constantemente hacia nosotros. Y ¿por qué no? Si nosotros poseemos algo que puede captar la atención de Jesús, el que obra milagros, en cualquier momento… y por cualquier razón.
Mi hermano y hermana, Jesús se detuvo en Jericó el día que Él escuchó la voz de la fe. Esa voz lo detuvo en su camino. No necesitó pensar u orar al respecto. Él no tenía opción, debía responder; pero la clave fue la fe. Jesús no utiliza Su poder milagroso al azar. Él necesita una invitación de fe. Si no la tiene, pasará de largo. Muchos milagros se han alejado de nosotros, pues aunque Jesús se manifieste entre nosotros lo hemos dejado pasar sin llamarlo con la voz de la fe que se necesita para detenerlo. ¡Deténgalo! No permita que Jesús sólo pase a su lado. Hable palabras de fe, llore, grite, hágalo con más intensidad si es necesario; pero hágalo con ¡la voz de la Fe! Y una vez que Jesús se detenga, no retroceda. No lo limite, o no se limite a sí mismo. Vaya y dígale lo que desea obtener de Él. Luego reciba. Sí, nosotros le servimos a un Dios que obra milagros, y las bendiciones del cielo se manifiestan en nosotros. Sin embargo, recibir su milagro depende de usted. Por tanto, no permita que Jesús pase de largo. ¡Deténgalo!

Amigo, amiga tu que  no tienes al señor en tu corazón , tú que aun no lo has confesado , te digo que hoy es tu día , hoy es el momento, mañana puede ser tarde. Dios salva y nos da nueva vida, cambia la dirección de tu vida confía en Cristo y confiésalo hoy como tu eterno salvador, dice la palabra en Romanos 10:9,10y11 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.  Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Amigos, amigas  el cambio el rumbo de muchas vidas incluyendo la mía, pruébame dice el señor.
Si aceptaste la invitación del señor repite conmigo esta breve oración “Señor Jesucristo, te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados. Toma el control del trono de mi vida. Hazme la clase de persona que quieres que sea.”
Hermano, hermana si aceptaste la invitación te felicito y seas bienvenido a la familia más feliz de la tierra.
Padre eterno, Espíritu Santo, Jesús de Nazaret Señor lávanos con tu sangre preciosa y límpianos con tu poder, convierte a cada uno de nosotros en esa pieza de lujo que tu quieres manejar, para que de alguna forma y manera que solo tú conoces señor eterno, podamos   servirte y agradarte, llevando paz y bendiciones a los hogares , a nuestros lugares de trabajo, a los liceos,  escuelas, centros educativos en general, a las fabricas, a  cualquier institución donde estemos laborando, en el hospital , en la cárcel en cualquier rincón donde estemos, para cumplir con tu mandato Padre eterno , gracias por ese instructivo maravilloso que nos guía para cumplir con el gran mandamiento que nos encomendaste, el cual es predicar tu palabra y llevar a todo aquel que se había perdido, al camino de la gloria para que no se pierda  mas tenga vida eterna Amen.