lunes, 11 de junio de 2012

Hablemos de pacto


El mensaje de hoy lleva por titulo: Hablemos de pacto
 Texto Bíblico  2de Samuel 9:1-13
David Fue un hombre que amaba a Dios, él  le  había prometido que sería  a su tiempo,  rey sobre Israel. Cuando  murió el rey Saúl.   Uno de los  hijos de Saúl, Isboset,   trató de tomar su  lugar, pero fue asesinado. Subió  David al trono y  Un día el rey se levantó y recordó el pacto que había establecido con  Jonatán. El pacto consistía en que   Jonatán avisaría a David en caso de que Saúl quisiera matarlo, y David (en caso de levantarse como rey) a guardar las palabras de Jonatán en estos términos: “No dejes que el nombre de Jonatán sea quitado de la casa de David.” Dice la Biblia que: “Así hizo Jonatán pacto con la casa de David, diciendo: Requiéralo Jehová de la mano de los enemigos de David” Habían pasado 24 años, y ese día el rey Preguntó a sus siervos si acaso habría alguien de la casa de su querido amigo a quién él pudiera hacer misericordia. Le dijeron que sí: en las montañas de Lodebar vivía uno de los descendientes, hijo de Jonatán, llamado Mefiboset. Cuando Mefiboset tenía cinco años de edad, llegó de Jezreel   la noticia de que Saúl y Jonatán habían muerto; entonces su nodriza tomó a Mefiboset  para huir, pero con la prisa el niño se cayó y quedó inválido. (2 Samuel 4:4)  En un solo día a este niño le sobrevinieron muchas desgracias: murió su abuelo, murió su padre, perdió la posibilidad de llegar al trono, perdió las comodidades de palacio, perdió su dignidad, su nombre, su herencia y como si esto fuera poco, sus piernitas se quebraron cuando la nodriza lo deja caer en la huída., en segundos, el destino de Mefiboset había sido cambiado completamente.  Su vida   su infancia y juventud se desarrolla en uno de los lugares más indeseables del reino: las montañas de Lodebar: en ese lugar habitaban Personas olvidadas, Personas discapacitadas tanto física como emocionalmente, Personas que estaban tratando de huir de la realidad, Personas que estaban endeudadas y que no querían ser halladas, Personas de lo más bajo de la sociedad, lo peor, Personas deprimidas, amargadas, lastimadas. Personas que habían sido abusadas física y verbalmente, Asesinos, ladrones,  pordioseros, perseguidos políticos y demás marginados por la sociedad. Allí habitaba Mefiboset. Vamos a leer en 2 Samuel 9:1-13, dice la palabra del señor: Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán? 2 Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual llamaron para que viniese a David. Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo. 3 El rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies. 4 Entonces el rey le preguntó: ¿Dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar.5 Entonces envió el rey David, y le trajo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar.  6 Y vino Mefiboset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, y se postró sobre su rostro e hizo reverencia. Y dijo David: Mefiboset. Y él respondió: He aquí tu siervo. 7 Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa.8 Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo? 9 Entonces el rey llamó a Siba siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor. 10 Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefiboset el hijo de tu señor comerá siempre a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos. 11 Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefiboset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey. 12 Y tenía Mefiboset un hijo pequeño, que se llamaba Micaía. Y toda la familia de la casa de Siba eran siervos de Mefiboset. 13 Y moraba Mefiboset en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y estaba lisiado de ambos pies. .hermanos Un pacto, según el  diccionario es un “acuerdo”, un “contrato” que se lleva a cabo en forma bilateral, sea entre dos personas, dos naciones o una persona y un grupo social. En la Biblia, se establece una  relación contractual, la que se da entre Dios y su pueblo. Pero ¿cómo comprender de qué tamaño es ese Pacto que Dios ha hecho con el hombre, con su pueblo y con cada persona en lo individual? ¿Qué sucede en nuestras vidas cuando ignoramos la dimensión y certeza de ese acuerdo, o simplemente minimizamos esa acción proveniente de Dios?        Las historias en la Biblia sirven para ilustrar la Voluntad de Dios; es decir, a través de la vida de los hombres ella nos enseña más fácilmente lo que el Señor desea para nosotros. Dios, en Cristo Jesús, ha hecho un pacto de salvación, libertad y gozo con cada uno de nosotros. El costo de ese acuerdo ha sido la vida de Su Hijo. A diferencia del pacto entre David y Jonatán, esta promesa de Dios se ha llevado a cabo de forma unilateral, es decir, Cristo ha cumplido en Él su parte y la nuestra también. Jesucristo ha cumplido el doble papel de sacerdote y sacrifico, de rey y siervo: no es el hombre quien se acerca a Él sino el mismo Dios quien nos busca. La pregunta es: ¿hemos aceptado y realizado este pacto ofrecido por Él a nuestras vidas?   Queridos radioescuchas; Con mucha frecuencia vacilamos, titubeamos y  creemos que Dios se ha olvidado de cumplir su parte. ¿Cuánto tiempo hemos  esperado? ¿Cinco, diez, veinte años? O tal vez, simplemente su situación actual es negativa porque hasta ahora desconoce usted que Dios se ha comprometido a transformar su vida de manera radical. Amados como enseña la historia de David, Dios no olvida sus promesas…Él está atento al cumplimiento de lo que habla.
 La historia de Mefiboset es el trajinar de nuestra historia. Al igual que él, en vez de vivir como el hijo de un rey, Vivimos como pordioseros, como si fuésemos destituidos del reino de Dios. Todo por nuestra ignorancia, por desconocimiento, y esto fue, de hecho, lo que le sucedió a Mefiboset: desconocer que David había hecho un pacto con su padre Jonatán, y que su vida hubiera sido muy diferente de haberse enterado a tiempo de ese acuerdo.
¿Cómo es que Mefiboset llegó a estar inválido? ¿Cómo es que su destino cambió tan bruscamente debido a su ignorancia de la palabra de Dios?
 Al ser derrotado, Saúl  se suicidó, Jonatán fue muerto, entonces el ascenso de David era inminente, la casa de Saúl entró en pánico pensando en que el nuevo rey les cortaría la cabeza a todos…Ellos ignoraban que, aun cuando Saúl hubiera muerto y asimismo Jonatán, existía un pacto a través del cual David perdonaría todas las vidas y pertenencias que tuvieran que ver con Jonatán. Pero, alguien dice, que la “necesidad y la ignorancia tienen cara de perro”. Así es que, bajo este desconocimiento total de perdón y misericordia, la familia de Saúl salió huyendo apresuradamente de la casa real. Y  paso lo que paso.
Pero ¿Qué habría sucedido si la familia hubiera sabido que las intenciones de David eran no de castigo sino de misericordia, de amor, de protección y cuidado para el niño y toda la casa de Saúl? Queridos radioescuchas El destino de muchos de nosotros ha estado marcado de igual forma. Muchas veces le huimos a  situaciones diversas, nos apoyamos  en nuestra propia sabiduría, nos alejamos pensando en la ira y el enojo…y caemos en desgracia…No sabíamos o simplemente nos hacíamos los sordos al nuevo pacto de Jesucristo para nuestras vidas. Es por ello que muchos de nosotros tenemos una vida como la de  Mefiboset, en donde todo se volvió oscuro: de tener un destino como rey, llegamos a ser  mendigos; en vez de cabalgar un brioso caballo blanco, somos inválidos transportado en  brazos de  pordioseros; de haber estado comiendo de las jugosas viandas, traídas de los mejores huertos y mataderos, ahora debía conformarse con las migajas que nos arroja la  gente que nos tienen lastima. Un destino por otro debido a lo absurdo de la ignorancia. ¿Se parece la vida de Mefiboset a la nuestra? ¿Vivimos nosotros en desgracia creyendo que ese es el destino que nos tocó vivir? ¡Anímese! Dios, en Cristo Jesús nos  ha prometido una vida abundante si nosotros lo hacemos  nuestro Señor.
Hermano, Al igual que David tuvo misericordia de Mefiboset y lo hizo traer a la casa real y lo sentó a la mesa a comer con él, así Cristo Jesús nos ha buscado y traído a su reino y nos ha sentado a compartir con él. El Señor tiene misericordia con nosotros Dice la palabra  en  2 Samuel 5:5-8 que cuando David en batalla iba a tomar la ciudad de Sión, sus enemigos hicieron mofa de él y de su ejército, y le dijeron que a ese grupo de desarrapados hasta un ciego y un cojo los derrotarían. Cuando David triunfa, enojado e indignado, emite un decreto que a la letra decía: “Todo el que hiera a los jebuseos, suba por el canal y hiera a los cojos y a los ciegos aborrecidos del alma de David. Por esto se dijo: Ciego ni cojo no entrarán en la casa” (vers. 8) En otras palabras, Mefiboset tenía prohibido (por ser paralítico y deforme) entrar a donde el rey habitaba. Entonces ¿cómo conciliar este asunto entre la palabra jurada de David y su necesidad de misericordia para Mefiboset? ¿Habría solución a tal dilema?
La Biblia enseña que ésta es la misma situación nuestra delante de Dios .Dice el apóstol Pablo en  (Romanos 3:23) que “Por cuanto todos pecaron están destituidos de la gloria de Dios”Ya no cojos ni ciegos físicamente, sino mutilados espiritualmente por el pecado les está negada la entrada a la presencia de Dios. Amados hermanos, David tenía una sola opción para cumplir con su promesa y hacer misericordia con Mefiboset: decir que ese hombre inválido y desechado por la sociedad, era de su familia…Así, nadie se opondría y echaría en cara las palabras de David. Para Cristo Jesús su parte del pacto fue más difícil…el pago por nuestra entrada al Reino de Dios, exigía que alguien pagara por mis pecados. Jesús lo hizo. Me convirtió no en alguien conocido, no en su amigo…me hizo su hijo con un entrar confiado al trono de Su Gracia. De ser un inválido, un inútil, uno cuya mayor desgracia era la ignorancia de la misericordia infinita de Dios, he llegado a ser uno que a diario comparte el pan en la mesa del rey. Como Mefiboset, sigo sufriendo y llevando las consecuencias de tantos días vividos fuera de Su pacto.asi que hermanos digamos nosotros que  Aun así, la vida para nosotros tiene un nuevo rostro: el del gozo de haber entendido que Dios siempre cumple sus promesas: el conocer que las dos partes del compromiso han sido cumplidas en y por Aquel que me amó y entregó su vida por mí.