EL DETERGENTE DE LO ALTO.
Por: Hno.Alberto Pérez
Textos bíblicos:
Salmos
51:2 Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. 51:7 Purifícame
con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. 51:10 Crea
en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de
mí. 51:13 Entonces enseñaré a los
transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti.
Cuando nosotros obtenemos un
vestido (hombre o mujer), inmediatamente queremos darle uso, algunos los
enjuagan para sacarle las impurezas que trae de la fábrica y otros simplemente comenzamos
a darle uso. Al comenzar la persona a
usar la ropa nueva esta empieza a contaminarse por el sudor, el polvo del ambiente, el contacto con otras personas, los malos
olores, entre otros; Queridos hermanos , para poder sacar toda esta suciedad,
toda esta contaminación todos estos malos olores debemos remojar esas ropas
colocándoles jabón, desinfectantes, suavizante luego sumergirla en una
lavadora el que la tenga o llevarla a la
tintorería el que tenga más recursos, o en una batea y luego lavarla a mano,
para así poder seguir dándole uso.
Igualmente podemos decir que
cuando nosotros nacemos Dios nos otorga un cuerpo, un alma y un espíritu, que trae al igual que la ropa nueva
una impureza de fábrica y esta impureza es el pecado original que heredamos de
nuestros primeros padres. Al igual que la ropa también el ser humano,
comienza a contaminarse por la desobediencia, a tener suciedad por no
andar en los caminos del señor, contaminándose con las cosas del mundo, a tener
y sentir nuestro propio mal olor, el olor del pecado.
Cabe preguntarnos entonces
¿cómo nos preparemos nosotros para
Cristo?
El principio general en cuanto
al perdón aparece en 1 Jn. 1:9: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y
justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad». Ello
involucra honestidad de corazón, tanto si se trata de un pecador que acude por
vez primera a Dios, o de uno que ya es hijo de Dios, y que ha contristado el
corazón del Padre al pecar. Los dos aspectos anteriormente mencionados se dan
también aquí. La fidelidad y justicia de Dios en perdonar, y nuestra
purificación de toda injusticia. Dios es fiel a Su propio carácter de gracia
revelado en Su Hijo, y justo por medio de la propiciación que Él ha hecho.
Así como la ropa debemos
también remojar nuestra vida, nuestra alma, nuestro espíritu en el agua que
fluye , en el manantial inagotable de vida reconocer a Cristo como nuestro
único y suficiente salvador que se inscriba en el libro de la vida nuestro
nombre con letras de oro de pasar de ilegítimos a legítimos hijos de Dios, que
el jabón de Cristo nos limpie , que el
desinfectante de Cristo quite todo germen de maldad y que el suavizante de
Cristo nos penetre, para que comience
aflojar toda suciedad, toda contaminación, todo mal olor, para que
seamos ingresados a la lavadora , a la batea, para ser lavados a mano, no
importa como solo que nos sacaran la
mugre, en cada impulso, en cada sacudida, en cada movimiento. Dios es perfecto él
conoce cada movimiento de los humanos, el conoce la malicia, la cizaña, lo
corruptible de nosotros, el sabe que nosotros conservamos un germen que crece a
cada momento, en el momento en que descuidamos el aseo espiritual, cuando
descuidamos la oración ,el humillarnos delante de Dios, al colocar primeramente
al hombre y luego al Creador; es por eso que el envió a su hijo para que a través
del sacrificio de la cruz; se hiciese maldito, pecador ,a los ojos de hombres , para que se
cumpliesen las escrituras y lavar con su propia sangre nuestros cuerpos,
nuestras almas nuestros espíritus ,para que no nos perdiésemos, nos remojo en
su sangre ,nos lavo ,eliminando al germen del pecado, quito toda arruga para
que estemos pulcros delante de él, sin
embargo continuamos ensuciándonos, manchándonos,
contaminándonos y no queremos regresar a lavarnos, sino permanecer en la
inmundicia, entonces de allí se
desprende que algunos de nosotros estemos en ruinas, con hambre, con
pestilencias, con enfermedades, hermanos nosotros debemos mantenernos en buen
estado, Dios nos creo a nosotros para ser sus adoradores y por la gracia nos
regalo la salvación a través de su hijo unigénito , cuyo nombre es sobre todo
nombre Cristo Jesús, somos coherederos de su trono ,somos hijos legítimos de
Dios , la palabra dice y así yo lo creo, que Jesús es el hijo de Dios, por
tanto yo soy su hermano Amen. Y si Dios es el padre, Jesús es su Hijo y el
espíritu santo es nuestro consolador, es decir la trinidad divina está con nosotros,
en otras palabras si Dios está con nosotros ¡quien contra nosotros? NADIE. Hermanos sumerjámonos en esas aguas
full de Cristo Detergente, entremos entonces en la lavadora, en la tintorería,
en la batea, en el tobo, para que seamos remojados, desinfectados y
lavados por el poder de Cristo Jesús,
para que seamos esa ofrenda viva delante del señor, con olor agradable, fragante;
rompamos el alabastro y postrémonos ante Dios y digámosle Tu eres Mi Dios , el
Gran YO SOY, el Dios de Abraham, él Dios de Isaac, el Dios de Moisés, el Dios de Jacob, eme aquí
señor. Yo estoy aquí dice el señor y he
venido para levantar a mi pueblo dice la
palabra de Dios en Juan : 5:24 De cierto, de
cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.