sábado, 21 de abril de 2012


EL DETERGENTE DE LO ALTO.
Por: Hno.Alberto Pérez


Textos bíblicos:

Salmos 51:2 Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. 51:7 Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. 51:10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.  51:13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti.
Cuando nosotros obtenemos un vestido (hombre o mujer), inmediatamente queremos darle uso, algunos los enjuagan para sacarle las impurezas que trae de la fábrica y otros simplemente comenzamos a darle uso. Al comenzar  la persona a usar la ropa nueva esta empieza a contaminarse por el sudor, el polvo del ambiente,  el contacto con otras personas, los malos olores, entre otros; Queridos hermanos , para poder sacar toda esta suciedad, toda esta contaminación todos estos malos olores debemos remojar esas ropas colocándoles jabón, desinfectantes, suavizante luego sumergirla en una lavadora  el que la tenga o llevarla a la tintorería el que tenga más recursos, o en una batea y luego lavarla a mano, para así poder seguir dándole uso.
Igualmente podemos decir que cuando nosotros nacemos Dios nos otorga  un cuerpo, un alma  y un  espíritu, que trae al igual que la ropa nueva una impureza  de fábrica y esta impureza  es el pecado original que heredamos de nuestros primeros padres. Al igual que la ropa también el ser  humano,  comienza a contaminarse por la desobediencia, a tener suciedad por no andar en los caminos del señor, contaminándose con las cosas del mundo, a tener y sentir nuestro propio mal olor, el olor del pecado.

Cabe preguntarnos entonces ¿cómo nos preparemos  nosotros para Cristo?
El principio general en cuanto al perdón aparece en 1 Jn. 1:9: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad». Ello involucra honestidad de corazón, tanto si se trata de un pecador que acude por vez primera a Dios, o de uno que ya es hijo de Dios, y que ha contristado el corazón del Padre al pecar. Los dos aspectos anteriormente mencionados se dan también aquí. La fidelidad y justicia de Dios en perdonar, y nuestra purificación de toda injusticia. Dios es fiel a Su propio carácter de gracia revelado en Su Hijo, y justo por medio de la propiciación que Él ha  hecho.
Así como la ropa debemos también remojar nuestra vida, nuestra alma, nuestro espíritu en el agua que fluye , en el manantial inagotable de vida reconocer a Cristo como nuestro único y suficiente salvador que se inscriba en el libro de la vida nuestro nombre con letras de oro de pasar de ilegítimos a legítimos hijos de Dios, que el jabón de Cristo  nos limpie , que el desinfectante de Cristo quite todo germen de maldad y que el suavizante de Cristo nos penetre, para que comience  aflojar toda suciedad, toda contaminación, todo mal olor, para que seamos ingresados a la lavadora , a la batea, para ser lavados a mano, no importa como  solo que nos sacaran la mugre, en cada impulso, en cada sacudida, en cada movimiento. Dios es perfecto él conoce cada movimiento de los humanos, el conoce la malicia, la cizaña, lo corruptible de nosotros, el sabe que nosotros conservamos un germen que crece a cada momento, en el momento en que descuidamos el aseo espiritual, cuando descuidamos la oración ,el humillarnos delante de Dios, al colocar primeramente al hombre y luego al Creador; es por eso que el envió a su hijo para que  a través  del sacrificio de la cruz; se hiciese maldito,  pecador ,a los ojos de hombres , para que se cumpliesen las escrituras y lavar con su propia sangre nuestros cuerpos, nuestras almas nuestros espíritus ,para que no nos perdiésemos, nos remojo en su sangre ,nos lavo ,eliminando al germen del pecado, quito toda arruga para que estemos pulcros  delante de él, sin embargo continuamos  ensuciándonos, manchándonos, contaminándonos y no queremos regresar a lavarnos, sino permanecer en la inmundicia, entonces de allí  se desprende que algunos de nosotros estemos en ruinas, con hambre, con pestilencias, con enfermedades, hermanos nosotros debemos mantenernos en buen estado, Dios nos creo a nosotros para ser sus adoradores y por la gracia nos regalo la salvación a través de su hijo unigénito , cuyo nombre es sobre todo nombre Cristo Jesús, somos coherederos de su trono ,somos hijos legítimos de Dios , la palabra dice y así yo lo creo, que Jesús es el hijo de Dios, por tanto yo soy su hermano Amen. Y si Dios es el padre, Jesús es su Hijo y el espíritu santo es nuestro consolador, es decir la trinidad divina está con nosotros, en otras palabras si Dios está con nosotros ¡quien contra nosotros?   NADIE. Hermanos sumerjámonos en esas aguas full de Cristo Detergente, entremos entonces en la lavadora, en la tintorería, en la batea, en el tobo, para que seamos remojados, desinfectados y lavados  por el poder de Cristo Jesús, para que seamos esa ofrenda viva delante del señor, con olor agradable, fragante; rompamos el alabastro y postrémonos ante Dios y digámosle Tu eres Mi Dios , el Gran YO SOY, el Dios de Abraham, él Dios de Isaac,  el Dios de Moisés, el Dios de Jacob, eme aquí señor. Yo estoy aquí dice el señor  y he venido para levantar a mi pueblo  dice la palabra de Dios en  Juan : 5:24  De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.